Cap. 11
Llegó a la plaza. Un escalofrío
recorrió su espalda. Después de tanto tiempo por fin se volverían a encontrar.
Buscó el edificio con la mirada.
La chica tenía razón, tenía todo el aspecto de una herboristería. Mientras
caminaba hacia allí se preguntó cómo estaría Clío y si sería capaz de
reconocerlo, pues la última vez que se habían visto él estaba a punto de
cumplir diecisiete años y ya había finalizado su entrenamiento, desde entonces
ya sólo dependería de él ser mejor espadachín o no.
Entró en la
herboristería-enfermería, haciendo que una pequeña campana sonase aunciando su
presencia. Un chico se acercó a él.
-
¿Deseas algo?- el chico le preguntó de forma
educada. Era más bien bajo, de pelo cobrizo y muy lacio y ojos oscuros y
rasgados. No parecía tener más de quince años.
-
Sí. Busco a Clío.- Esas palabras hicieron que la
antes amable mirada del chico ahora pasase a ser de sospecha, y Dimitri lo
notó.- No te preocupes, no voy a hacer nada. Sólo quiero hablar con ella. Es mi
hermana y hace mucho que no la veo.- El chico seguía mirándolo con sospecha.
-
Ella no me dijo nada de ningún hermano.
-
Bueno, es que no soy exactamente su hermano,
pero como si lo fuera, fue ella quien me crió.- En ese momento una cabeza se
asomó por la puerta. Era una mujer. Era Clío.
-
Dimitri…- Los ojos azules de Clío miraban
fijamente a los de Dimitri, tan parecidos y a la vez tan distintos.
-
Hola, supongo.- Dimitri la miró fijamente.
Seguía siendo pelirroja, aunque ahora tenía el pelo algo más oscuro. Los ojos
seguían iguales: intensamente azules grandes, pero con un destello del que
carecían los de Dimitri. Seguía teniendo su cuerpo de kunoichi, estaba claro
que había seguido ejercitándose. Y seguía con la piel tan blanca como siempre.
-
¿Solo “hola”?- El ambiente era un poco tenso
entre ellos.
-
No sé qué más decir.- Estaba serio, algo que
contrastaba con el carácter risueño que hasta hacía un par de años era propio
de él.
-
No digas nada. Tan sólo me esperaba algo más original.-
Clío sonrió, mostrando su blanca dentadura (algo poco común en la época) y
relajando el ambiente.- ¿Para qué has venido pues?
-
¿Creo que ya sabes la razón.- Dimitri miró de
reojo al chico que le había atendido.
-
¿Entonces ya toca?
-
Todavía no. Tenemos que reunirnos con Zola y
luego contactar con Mars. No sabemos nada de él desde que lo encarcelaron.-
Clío miró con incredulidad a Dimitri.
-
Estás mintiendo. No se lo pudieron llevar.
-
No miento. Sí que se lo llevaron. Zola y yo estábamos
presentes cuando ocurrió.
-
¿Cómo ocurrió?- Clío quería saberlo todo. Esos
chicos habían sido como sus hermanos, y daría todo lo que fuera por ellos. Al
fin y al cabo sólo les separaban dieciséis años.
-
Te lo contaré por el camino si vienes. Si no
vienes, rezaré para que no nos pase nada y todo salga bien.
-
No te preocupes Dimitri. Iré contigo. ¿Cuándo quieres
partir?
-
Mañana sería perfecto. Estoy agotado y necesito
descansar.
-
Está hecho. Mañana partiremos. Cali, Flavia y tú
os quedaréis al mando de esto. Mañana os daré las instrucciones.- Cali era el
chico que había atendido a Dimitri.