Hasta ese momento nunca había entendido por qué la gente relacionaba la música con sus sentimientos cuando la escuchaba.
Yo simplemente la escuchaba por gusto, a todas horas, sí, pero por gusto. Entrabas en mi cuarto y lo único que veías eran vinilos, CD's, cassettes... todo acompañado por radios, walkman, discman,, un tocadiscos, un pick-up e incluso un gramófono que había encontrado por ahí... Sí, ese era mi cuarto, y por lo tanto una representación gráfica de lo que yo era (bueno, tampoco es que haya cambiado mucho desde entonces, de hecho mi cuarto sigue siendo así, quizá un poco más atestado).
Pero entonces llegaste tú, entraste en mi vida y te conocí. Me mostraste que la música no solo era un entretenimiento, que podía expresar mucho más, y yo eso ya lo sabía... solo que de otra manera. La verdad es que nunca me había parado a pensar en las letras de las canciones, en los sentimientos que reflejaban al ser interpretadas... Yo solo las escuchaba porque me gustaban, me gustaba su letra, la música que tenían, me gustaba el artista que las interpretaba, pero nunca las relacioné con mis sentimientos, al menos no de forma consciente.
Sin embargo, todo eso cambió de un plumazo, cambió cuando te conocí. A partir de ese momento todas las canciones comenzaron a tener sentido. Ya no solo las escuchaba porque sí. Ahora las escuchaba porque me identificaba con ellas. Lo que sentía lo identificaba con la letra...
Diario de un rincón de mí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario