sábado, 14 de diciembre de 2013

Una de algo.

Prólogo.
Dimitri permanecía quieto, con la mirada perdida. En el suelo había un cuerpo, era de una mujer. En su mano asía una espada, todavía ensangrentada. Era la primera vez que mataba a alguien. Entrenado para la lucha desde niño, para matar si era necesario. Había aprendido todas las lecciones a la perfección, pero nunca le habían explicado lo que se sentía después de matar. Nunca le habían dicho que tendría que matar.
Un gran estruendo se escuchó. Una luz blanca se vio en el cielo. Era una nueva tormenta. Decidió coger sus cosas y marcharse, pero no quería dejar el cadáver ahí. Tomó su varita y formuló un hechizo. Un agujero se formó en el suelo. Todavía no era un mago experimentado, es más, pertenecía al segundo nivel  de magos blancos. Empleó toda la fuerza de la que fue capaz para mover el cuerpo hasta el agujero. Luego echó toda la tierra encima.
La tormenta todavía seguía. Tenía pinta de no parar en toda la noche.

Cogió sus fardos y se marchó en dirección a Raden, el pueblo más cercano. 

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