sábado, 14 de diciembre de 2013

Una de Algo.

Cap. 2
Se despertó al amanecer. Cogió sus cosas y bajó a la taberna. La mujer estaba limpiando, pero se giró al notar su presencia.
-          Me marcho ya, ¿cuánto debo?- La mujer sonrió de forma comprensiva.
-          No es nada, hace tiempo que no cobramos a nadie.- Dimitri comprendió, sino había comercio no había dinero, por lo que debían de vivir con un sistema de trueque y solidaridad, lo más justo para una época como aquella.
-          Aun así te tomaste la molestia de hacerme la crema y prepararme la buhardilla.- Dimitri intentó convencerla. No le gustaba que le diesen algo sin dar él nada a cambio.
-          Lo siento, pero hace tiempo que no aceptamos dinero, ¿para qué lo querríamos? La Zona Alta está abandonada y la Zona Baja es pobre. ¿De qué serviría el dinero?- las razones que ella exponía eran lógicas, pero aun así tenía que agradecerlo con algo. Rebuscó en su macuto, en los bolsillos de su capa y en el saquito que colgaba de su cuello hasta que encontró algo.
-          Toma, no es ninguna moneda. Es un talismán para la suerte, pero puedes acudir a él siempre que quieras.- Dimitri se lo dio. Ella lo observaba detenidamente. El talismán era en realidad una esfera metálica, hueca por dentro. Consistía en unas tiras metálicas y planas que estaban entrecruzadas y dobladas de forma que formasen una esfera. En una de las tiras había unas runas grabadas.
-          ¿Qué pone en las runas?- Eli estaba maravillada y a la vez muerta por la curiosidad.
-          Nadie lo sabe.- respondió Dimitri.- Es el lenguaje de los antiguos moradores del Valle, pero nadie lo recuerda ya. Se perdió hace mucho.

-          Es… increíble…- Eli levantó la vista para darle las gracias a Dimitri, pero él ya no estaba. Se había marchado.

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