Cap. 2
Se despertó al amanecer. Cogió
sus cosas y bajó a la taberna. La mujer estaba limpiando, pero se giró al notar
su presencia.
-
Me marcho ya, ¿cuánto debo?- La mujer sonrió de
forma comprensiva.
-
No es nada, hace tiempo que no cobramos a
nadie.- Dimitri comprendió, sino había comercio no había dinero, por lo que
debían de vivir con un sistema de trueque y solidaridad, lo más justo para una
época como aquella.
-
Aun así te tomaste la molestia de hacerme la
crema y prepararme la buhardilla.- Dimitri intentó convencerla. No le gustaba
que le diesen algo sin dar él nada a cambio.
-
Lo siento, pero hace tiempo que no aceptamos
dinero, ¿para qué lo querríamos? La Zona Alta está abandonada y la Zona Baja es
pobre. ¿De qué serviría el dinero?- las razones que ella exponía eran lógicas,
pero aun así tenía que agradecerlo con algo. Rebuscó en su macuto, en los
bolsillos de su capa y en el saquito que colgaba de su cuello hasta que
encontró algo.
-
Toma, no es ninguna moneda. Es un talismán para
la suerte, pero puedes acudir a él siempre que quieras.- Dimitri se lo dio.
Ella lo observaba detenidamente. El talismán era en realidad una esfera
metálica, hueca por dentro. Consistía en unas tiras metálicas y planas que
estaban entrecruzadas y dobladas de forma que formasen una esfera. En una de
las tiras había unas runas grabadas.
-
¿Qué pone en las runas?- Eli estaba maravillada
y a la vez muerta por la curiosidad.
-
Nadie lo sabe.- respondió Dimitri.- Es el
lenguaje de los antiguos moradores del Valle, pero nadie lo recuerda ya. Se
perdió hace mucho.
-
Es… increíble…- Eli levantó la vista para darle
las gracias a Dimitri, pero él ya no estaba. Se había marchado.
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